Los niños son la esperanza de progreso de la humanidad, el futuro de toda sociedad. Por esta razón KARUNA DANA centra su atención en la situación de la población infantil.
La educación contribuye a mejorar la vida de las personas y resulta imprescindible para acabar con el circulo de pobreza en el que viven inmersos muchos países y grupos de población. La Declaración Universal de Derechos Humanos estableció en 1948 el derecho a la educación como un derecho humano básico. Sin embargo, todavía hoy existen en el mundo millones de personas para las cuales no se ha hecho efectivo este derecho.
Los niños de la provincia de Kham, en Tíbet, padecen precariedad sanitaria y escasez de educación. La precariedad sanitaria de debe a los bajos recursos de supervivencia de una población que vive en un clima de condiciones extremas. Como ejemplo, a pesar de las abundantes nieves, solo el 37% de los niñ@s tibetanos tienen acceso a agua potable, un agua que en muchos casos está contaminada por parásitos y otras impurezas. La malnutrición, la escasez de hospitales y su alto coste para la población rural conlleva en muchos casos la aparición de enfermedades y alteraciones sanitarias a largo plazo.
El acceso a la educación es especialmente difícil en una población que es básicamente rural y nómada, más del 80% del pueblo tibetano vive en zonas rurales. Muchos niñ@s de dichas áreas tienen que viajar horas, e incluso días en el caso de los nómadas, para llegar a la escuela más próxima, algo que no todas las familias pueden permitirse o costear. Debido a la dificultad del terreno, la existencia y estado de las carreteras requieren de la presencia de coches todo terreno o desplazamientos en moto o a caballo. Las condiciones naturales y la pobreza de las economías familiares hacen que la educación infantil quede relegada en muchos casos.
La educación en los primeros años sienta las bases del desarrollo futuro de las personas en los ámbitos físico, emocional, cognitivo y social. Por ello, los programas para la infancia han de proporcionar cuidados para la salud y una nutrición adecuada, así como una estimulación e intencionalidad educativa que favorezcan el desarrollo integral de todo tipo de capacidades.
Es una prioridad para KARUNA DANA disponer en la escuela de un internado donde puedan residir los niños durante la etapa escolar. Ello asegura el acceso a la educación continua, el seguimiento sanitario, una mejora en la nutrición y el resguardo de las condiciones climatológicas adversas.
Con el objetivo de preservar la cultura de Tíbet, la escuela incluye además del aprendizaje del idioma tibetano, hoy en día lengua secundaria en la sociedad, una educación basada en los valores que los tibetanos se han transmitido a si mismos durante siglos, de generación en generación. La educación y formación profesional que se imparten en la escuela no solo abrirá en el futuro la puerta a un mercado laboral más amplio y con posibilidades de desarrollo a los ahora niños, sino que lo hará preservando una filosofía de vida basada en la libertad y el altruismo.
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